Calentamiento piscina

Se trata, quizás, de la aplicación térmica doméstica más adecuada para la energía solar, debido a que las temperaturas de uso son moderadas (25ºC) lo que proporciona mayores rendimientos.

Especialmente es últil  en verano y en aquellas épocas del año en que la demanda de ACS es insuficiente para aprovechar al 100% la energía solar disponible, este excedente de energía se puede evacuar hacia la piscina, climatizando la misma y aprechando en su totalidad la energía proporcionada por el sol.

Una piscina al aire libre no calentada tiene un ciclo anual de temperatura que varía según el clima y la ubicación geográfica. Esto limita, en la mayoría de los casos, la utilización de las piscinas al aire libre a los meses de verano. Sin embargo, la posibilidad de utilizar una piscina al aire libre, que normalmente cubre un periodo de tiempo de aproximadamente tres meses, puede ser prolongada hasta cinco o seis meses, en los climas más templados, calentando el agua mediante la tecnología solar.

En particular, la intervención de la energía solar en este tipo de aplicación consiste en conservar la temperatura del agua de la piscina. Una piscina requiere un calentamiento de baja temperatura y generalmente es necesario conservar la temperatura del agua por encima de los 24ºC y preferiblemente alrededor de los 27ºC.

Si se dispone de una insolación adecuada, el agua filtrada de la piscina se hace circular en un intercambiador de calor donde se pone en contacto térmico con el fluido portador del calor del sistema solar.

En estas aplicaciones normalmente se utilizan sistemas de circulación forzada con colectores de superficie selectiva, de forma que se reduce la superficie de paneles solares necesaria.

Apoyo a Calefacción

Para aplicar la energía solar en instalaciones de calefacción se deberán diseñar instalaciones con funcionamiento a temperaturas lo más bajas posibles, a menos de 60ºC, tal como sucede con los sistemas por el suelo radiante o en los de fan coil.

Los sistemas solares para la integración de la calefacción normalmente están diseñados para cubrir hasta el 40% anual de las necesidades de calefacción del ambiente de una casa. Sistemas que produzcan energías superiores no resultan convenientes, ya que una parte de la potencia extra sería utilizada sólo en los días más fríos, y se quedaría inactiva el resto de los días.

El calor que no proporciona el sistema solar se puede producir con un sistema auxiliar tradicional, por ejemplo, una caldera convencional.